Esta famosa técnica fue desarrollada en el año 1938 y consiste en un proceso grupal a través del cual aportar un número ilimitado de ideas sobre un problema, se busca un catálogo de ideas que surjan de forma desinhibida, para posteriormente analizarlas con detenimiento y lograr una combinación o estructura válida para solucionar el problema desde una perspectiva totalmente creativa.
Es una técnica que se ha venido usando desde hace casi un siglo, y aunque no hay unas reglas estrictas, sí hay una idea clara: está prohibida toda crítica durante el proceso productivo de ideas. Esto tiene todo su sentido. Cuando un grupo de personas se reúne para deliberar sobre cualquier tema, generalmente se llega a un clima de debate dominado por la crítica de opiniones ajenas. Los integrantes suelen defender sus ideas fervientemente y la reunión deriva en absurdos enfrentamientos. Esto provoca que a la hora de exponer ideas, muchos de ellos oculten sus opiniones por miedo al fracaso. Por ello la regla de oro a la hora de hacer un brainstorming o lluvia de ideas, es que está totalmente prohibido hacer uso de la crítica.
El objetivo es que no quede nadie sin participar en el proceso. Ninguno de los integrantes podrá monopolizar la conversación ni el proceso de producción de ideas. Es posible que las más valiosas sean aportadas por individuos con pocas capacidades expresivas pero con grandes intuiciones, capaces de ver nuevos caminos donde otros creen que están cerradas todas las posibilidades. Si se logra esto, se apoya y crea a la vez un espíritu amistoso, de ilimitada aceptación, de liberación total, de seguridad personal y simultáneamente algo de competición, un dinamismo muy productivo. Todos intervienen, y casi el único problema que se presenta, es cómo recoger y transcribir, la ingente cantidad de aportes personales.
El artículo Técnicas para generar ideas (IV): El brainstorming ha sido originalmente publicado en Creativos Online.